Las personas que tenemos plantas sabemos que hay “algo” en ellas que nos producen sensaciones gratas. Esa conexión extraña con un ser vivo que no se comunica como nosotros, sin embargo, sabemos que hay cosas que nos está diciendo constantemente. Se mueve, crece, florece, o se decae, se “ve triste” … De una u otra manera nos muestra si está cómoda con lo que le estamos entregando. De forma natural, leemos esas señales y aprendemos a interpretarlas. Pero ¿Qué hace que las sintamos tan cercanas? ¿Por qué las plantas nos producen bienestar? La respuesta está en la BIOFILIA.
La biofilia es la afinidad innata que poseemos los seres humanos con la naturaleza y los seres vivos. Una característica que nos ha entregado la evolución que nos permite reconocer e identificar elementos que facilitan nuestra supervivencia. Nuestro cerebro distingue fácilmente patrones simétricos, presentes en plantas y animales, llamados FRACTALES. Cuando los observamos, son interpretados como “zona de confort”, pues las imágenes son predecibles para nosotros.
Esto nos aleja del estado de alerta, disminuye el ruido mental y nos acerca a la calma. La observación de la naturaleza y el contacto con plantas, disminuye nuestros niveles de CORTISOL (la famosa hormona del estrés) en forma significativa. A consecuencia, mejora la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Con menos cortisol dando vueltas en nuestro cerebro, mejora nuestra capacidad de concentración y memoria. Y lo más importante: ¡nos sentimos bien! En conjunto con tratamientos y terapias convencionales, el contacto con plantas mejora entre un 20 a 30% los síntomas de depresión, ansiedad e incluso la sintomatología asociada al estrés post traumático.
Aquí no termina la cosa. Cuando de beneficios se trata, las plantas tienen mucho que decir. Y de los más impresionantes es que observar, contemplar, manipular y disfrutar de ellas puede mejorar la tolerancia al dolor. Hoy se sabe que la jardinería puede ser un tremendo aporte como terapia complementaria en personas con dolor crónico, como la fibromialgia, por ejemplo; logrando incluso disminuir el uso de medicamentos para su manejo. Por otro lado, se ha descubierto que observar plantas durante un procedimiento doloroso, puede mitigar la intensidad del dolor entre 2 y 3 puntos (en una escala del 1 al 10); y que incluso, en presencia y observación de plantas con flores, la diferencia es mayor.
Razones para convertir nuestros espacios en selvas sobran. La verdad es que, debemos decirlo, mientras más plantas mejor (no lo decimos nosotras, lo dice la ciencia). Las plantas nos hacen felices y sabemos que a ti también.